
La música ha estado siempre presente en la historia de la humanidad. Los primeros habitantes del planeta ya utilizaban lo que la naturaleza les ofrecía para hacer música. Así, golpear unas piedras, dar palmazos o simplemente imitar el canto de los pájaros era suficiente para dar un pequeño concierto y pasar un buen rato. Por otro lado, es curioso que hoy uno pueda entrar en una tienda musical y comprar unos instrumentos que, aunque más evolucionados, ya los usaban unos antepasados que no tenían, ni mucho menos, la suficiente tecnología como para poder fabricarlos.
La música tiene que ver mucho con la religión. Cuando los fieles se reunían cantaban a los dioses. También se canta en las ceremonias civiles por algún acontecimiento como puede ser un nacimiento, una guerra o un canto dedicado a un buen día de caza.
Con la cultura mesopotámica arranca realmente la historia de la música.
Gracias a los hallazgos en las tumbas reales de las antiguas ciudades más importantes de, Ur y Kisch, se conoce la existencia de los instrumentos que utilizaban los habitantes de la región. Aparte, estudios arqueológicos constatan que en las pinturas de la época aparecen ya escenas de músicos. Los habitantes inventaron también la escritura y es gracias a ellos que ha llegado hasta nuestras manos un valioso documento que supondría un acompañamiento musical con el instrumento más apreciado de la época, el arpa.
Se puede decir que con la cultura mesopotámica arranca realmente la historia de la música. Una cultura situada entre los desiertos de Arabia y las montañas de Persia que vio como la música evolucionaba de forma fugaz, a un ritmo tan desorbitado como el de las distintas civilizaciones que pasaron por ella. Quizás por encontrarse en una zona de paso, por su ubicación entre el área mediterránea y el área indostánica, fue por lo que recibió la visita de numerosos pueblos que ayudaron a desarrollar un estilo musical que está presente tanto en el culto religioso como en la celebración de festividades, sin descartar la música utilizada en momentos de guerra.
Así, los sumerios, el primer pueblo que se instala a lo largo de los ríos Éufrates y Tigris, cantaban himnos de carácter ritual en las ceremonias religiosas. Uno tiene que hacerse a la idea de la importancia de los templos y la religión para los antiguos habitantes del actual Iraq. Se cantaba al soberano que estaba al frente del estado que hacía a su vez las funciones de rey y de sacerdote. Eran cantos que se transformaban en lamentaciones dirigidas al dios. Los sumerios no sólo tocaban el arpa sino que tambores, panderetas, liras y cascabeles se utilizaban para acompañar los salmos.
Pero la antigüedad fue ocupada por diversas civilizaciones y después de los sumerios llegaron los babilonios. Babilonia era la ciudad más espectacular de oriente pero sus habitantes no superaron a los sumerios en arte musical sino que se limitaron a adaptar sus textos cantados añadiendo intermedios instrumentales y alguna que otra voz femenina en el canto dedicado a los templos. En las ceremonias religiosas del imperio babilónico donde se ofrece culto a la divinidad se podía escuchar el dulce sonido de la flauta. Los babilonios estaban seguros que sus adorados dioses escucharían más atentamente sus plegarias con este instrumento de viento que estaba construido de hueso, cuerno, bambú e incluso de metal. Por lo tanto, la música en la era babilónica sigue estando ligada a la religión, por eso cantaban himnos para alabar a sus dioses.
Después de tres dinastías, los asirios dejaron atrás no sólo a los babilonios sino también la música religiosa. Nace una música profana ligada a los palacios. Esto significa que en la zona entre los ríos Éufrates y Tigris deja de utilizarse la música únicamente como medio de adoración a un dios para darle un talante más festivo. El pueblo asirio además trajo consigo la trompeta y otra clase de tambores. Podemos considerar la música del imperio Asirio como la antecesora de la popular.
En las ceremonias religiosas del imperio babilónico donde se podía escuchar el dulce sonido de la flauta.
En la última época de la civilización mesopotámica antes de la llegada de los persas crece el interés por las ciencias como las matemáticas y la astrología. Debido a que todos los estudios de la época giraban alrededor de estas ciencias, la música tampoco escapó de sus influencias.
Nuestros antepasados decidieron que el arco con el que cazaban su cena podría tener más utilidad que para lanzar una flecha. Lo tuvieron bien fácil, dieron la vuelta al arco, añadieron un par de cuerdas más y se dieron cuenta que era tan divertido bailar al son del arco como salir a cazar. El arpa es uno de los instrumentos de cuerda más antiguos que se conocen. Las primeras eran arqueadas que dieron lugar más tarde al arpa angular importada por los asirios. Posteriormente, el instrumento de cuerda más antiguo se propagó por toda la zona del Oriente Próximo hasta la India y, hacia el oeste, a través de las islas Egeo hasta Grecia y Roma.
Al igual que el arpa, la lira llega a manos de los sumerios. Las liras encontradas en las tumbas reales eran tan grandes que se tocaban entre dos músicos y se colocaban en el suelo. Éstas solían llevar la cabeza de un toro esculpida en la parte delantera. Se consideraba una adoración a un animal sagrado.
También se sabe que en la más antigua de las civilizaciones de la humanidad existía un tipo de laúd de mástil largo que tiene el mango más largo que la caja. Es un laúd muy primitivo pero que servirá de base para un instrumento que se extendió rápidamente por todo el continente. Los mesopotámicos fueron también unos maestros en instrumentos de percusión e ingeniaron una gran variedad de tambores hechos con metales preciosos. Pero quizás lo más importante de esta civilización, aparte de sus inventos, fue su herencia musical que se propagó por Egipto, la India, Palestina, Grecia y llegó a los países islámicos.
Si se inventó primero la rueda o la pandereta es un misterio pero está claro que en la más antigua de las civilizaciones en la región del Oriente Medio encontramos los primeros pasos de un arte, el de la música, que forma parte hasta hoy de la historia de la humanidad.
La música tiene que ver mucho con la religión. Cuando los fieles se reunían cantaban a los dioses. También se canta en las ceremonias civiles por algún acontecimiento como puede ser un nacimiento, una guerra o un canto dedicado a un buen día de caza.
Con la cultura mesopotámica arranca realmente la historia de la música.
Gracias a los hallazgos en las tumbas reales de las antiguas ciudades más importantes de, Ur y Kisch, se conoce la existencia de los instrumentos que utilizaban los habitantes de la región. Aparte, estudios arqueológicos constatan que en las pinturas de la época aparecen ya escenas de músicos. Los habitantes inventaron también la escritura y es gracias a ellos que ha llegado hasta nuestras manos un valioso documento que supondría un acompañamiento musical con el instrumento más apreciado de la época, el arpa.
Se puede decir que con la cultura mesopotámica arranca realmente la historia de la música. Una cultura situada entre los desiertos de Arabia y las montañas de Persia que vio como la música evolucionaba de forma fugaz, a un ritmo tan desorbitado como el de las distintas civilizaciones que pasaron por ella. Quizás por encontrarse en una zona de paso, por su ubicación entre el área mediterránea y el área indostánica, fue por lo que recibió la visita de numerosos pueblos que ayudaron a desarrollar un estilo musical que está presente tanto en el culto religioso como en la celebración de festividades, sin descartar la música utilizada en momentos de guerra.
Así, los sumerios, el primer pueblo que se instala a lo largo de los ríos Éufrates y Tigris, cantaban himnos de carácter ritual en las ceremonias religiosas. Uno tiene que hacerse a la idea de la importancia de los templos y la religión para los antiguos habitantes del actual Iraq. Se cantaba al soberano que estaba al frente del estado que hacía a su vez las funciones de rey y de sacerdote. Eran cantos que se transformaban en lamentaciones dirigidas al dios. Los sumerios no sólo tocaban el arpa sino que tambores, panderetas, liras y cascabeles se utilizaban para acompañar los salmos.
Pero la antigüedad fue ocupada por diversas civilizaciones y después de los sumerios llegaron los babilonios. Babilonia era la ciudad más espectacular de oriente pero sus habitantes no superaron a los sumerios en arte musical sino que se limitaron a adaptar sus textos cantados añadiendo intermedios instrumentales y alguna que otra voz femenina en el canto dedicado a los templos. En las ceremonias religiosas del imperio babilónico donde se ofrece culto a la divinidad se podía escuchar el dulce sonido de la flauta. Los babilonios estaban seguros que sus adorados dioses escucharían más atentamente sus plegarias con este instrumento de viento que estaba construido de hueso, cuerno, bambú e incluso de metal. Por lo tanto, la música en la era babilónica sigue estando ligada a la religión, por eso cantaban himnos para alabar a sus dioses.
Después de tres dinastías, los asirios dejaron atrás no sólo a los babilonios sino también la música religiosa. Nace una música profana ligada a los palacios. Esto significa que en la zona entre los ríos Éufrates y Tigris deja de utilizarse la música únicamente como medio de adoración a un dios para darle un talante más festivo. El pueblo asirio además trajo consigo la trompeta y otra clase de tambores. Podemos considerar la música del imperio Asirio como la antecesora de la popular.
En las ceremonias religiosas del imperio babilónico donde se podía escuchar el dulce sonido de la flauta.
En la última época de la civilización mesopotámica antes de la llegada de los persas crece el interés por las ciencias como las matemáticas y la astrología. Debido a que todos los estudios de la época giraban alrededor de estas ciencias, la música tampoco escapó de sus influencias.
Nuestros antepasados decidieron que el arco con el que cazaban su cena podría tener más utilidad que para lanzar una flecha. Lo tuvieron bien fácil, dieron la vuelta al arco, añadieron un par de cuerdas más y se dieron cuenta que era tan divertido bailar al son del arco como salir a cazar. El arpa es uno de los instrumentos de cuerda más antiguos que se conocen. Las primeras eran arqueadas que dieron lugar más tarde al arpa angular importada por los asirios. Posteriormente, el instrumento de cuerda más antiguo se propagó por toda la zona del Oriente Próximo hasta la India y, hacia el oeste, a través de las islas Egeo hasta Grecia y Roma.
Al igual que el arpa, la lira llega a manos de los sumerios. Las liras encontradas en las tumbas reales eran tan grandes que se tocaban entre dos músicos y se colocaban en el suelo. Éstas solían llevar la cabeza de un toro esculpida en la parte delantera. Se consideraba una adoración a un animal sagrado.
También se sabe que en la más antigua de las civilizaciones de la humanidad existía un tipo de laúd de mástil largo que tiene el mango más largo que la caja. Es un laúd muy primitivo pero que servirá de base para un instrumento que se extendió rápidamente por todo el continente. Los mesopotámicos fueron también unos maestros en instrumentos de percusión e ingeniaron una gran variedad de tambores hechos con metales preciosos. Pero quizás lo más importante de esta civilización, aparte de sus inventos, fue su herencia musical que se propagó por Egipto, la India, Palestina, Grecia y llegó a los países islámicos.
Si se inventó primero la rueda o la pandereta es un misterio pero está claro que en la más antigua de las civilizaciones en la región del Oriente Medio encontramos los primeros pasos de un arte, el de la música, que forma parte hasta hoy de la historia de la humanidad.
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