domingo, 31 de mayo de 2009

Arquitectura Natural







El hecho que motiva y justifica el hecho arquitectónico es la necesidad del hombre de habitar, de concebir espacios confortables que permitan que las actividades propias a su naturaleza puedan desarrollarse a cabalidad. Conviene enfatizar que este objetivo no es el único ni el más importante; una vez que se decide delimitar un espacio,
el objeto arquitectónico tendrá que satisfacer necesidades biológicas y funcionales, pero también condicionantes de tipo cultural, estético, técnico y económico que no pueden ser dejados al margen. No se hace arquitectura respondiendo a uno solo de estos factores por que el alma de nuestra labor está en balancear todos los elementos que participan en las fases de proyectación y construcción para lograr el equilibrio entre ciencia, arte y técnica que permite que la edificación sea útil a sus destinatario y acorde al medio que le rodea. "Las visiones del soñador fueron estrafalarias: procesiones de caimanes y de tortugas, pantanos llenos de gente, flores que daban gritos. Dijo que los árboles de la selva eran gigantes, paralizados y que de noche platicaban y hacían señas.







EL HECHO NATURAL.






La aparición de la razón humana sobre la faz de la tierra escindió completamente al hombre - sino física al menos intelectualmente- del ambiente natural que lo engendró. Cuando el hombre, gracias a su razón - o a pesar de ella - fue capaz de ir en contra de la naturaleza para adaptar el medio que le rodeaba a sus intereses y necesidades particulares, dio origen a la innegable contradicción entre el hecho natural y el artificio. El orden natural y el humano son diferentes; el universo que creamos y el que nos creó no son el mismo. Nadie considera una casa tan natural como el nido de un ave, así en esencia sean lo mismo; refugios construidos por seres vivientes que comparten un mismo origen y una misma biología.




EL HECHO ARTIFICIAL.






Analizando la relación existente entre un objeto arquitectónico y la naturaleza que la circunda, puede formularse un primer punto de discusión: si deberá ser la arquitectura una expresión del dominio del hombre sobre la naturaleza dónde éste la acondiciona a sus necesidades y conveniencias, o si por el contrario, la calidad de un objeto arquitectónico dependerá también de la respuesta que ofrezca a la realidad ambiental del lugar dónde se emplaza.




EL HECHO ARQUITECTÓNICO.






La naturaleza es inflexible, por ello la humanidad debería ser lo más consecuente con ella, bajo riesgo de obligar a que la naturaleza, lenta pero implacablemente restituya el equilibrio alterado. Elementales leyes de equilibrio ecológico, como el manejo de aguas negras y basuras, la necesidad de limitar la cantidad de presas hidráulicas, la relación entre zonas verdes y asentamientos humanos o la calidad espacial y urbana y su incidencia en la sociedad, no han sido respetadas por la humanidad. Últimamente el mismo hombre esta trabajando fuertemente por restituir alterar más levemente este equilibrio antes que la naturaleza irremediablemente lo haga. En un futuro muy próximo la calidad arquitectónica de un proyecto será evaluada no sólo por la manera como se balanceen los condicionantes estéticos, técnicos, económicos y culturales, sino también de la manera como se respeten los recursos naturales, se valoren los accidentes geográficos ose protejan las condiciones medio ambientales del lugar donde se emplaza el proyecto. Una actitud respetuosa ante el medio ambiente traerá beneficios de índole económico, no por tener una dependencia total de tecnologías extranjeras de más alto costo, que procedimientos tradicionales que no siempre exigen materiales muy sofisticados. (Fuente autora: Colombia. Universidad de la República, Facultad de Arquitectura, 1988)

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